viernes, 1 de noviembre de 2019


Definiciones.

¿A qué llamo Psicopolítica?

     Historia y lógica del Concepto I.





1. Introducción

Psicopolítica es un neologismo que surge a partir de una pregunta básica: ¿se puede hablar de sujeto sin hablar de las condiciones materiales de existencia para que un sujeto advenga como tal?

Claro está que no arribé a semejante  pregunta por casualidad.

Comencé como librepensador orientado al psicoanálisis hacia el 2002, luego de años de estudio en la Facultad.  No me cerraba la idea de asimilar el concepto “sujeto” a montajes simbólicos casi como si el sujeto no fuera otra cosa que un “hecho de lenguaje”.

Si uno lee a Freud y lo entiende, lo primero que se puede concluir es que si existe alguna realidad definible con el nombre “sujeto” esa realidad dista mucho de ser una “unidad” en sí-misma y que esa realidad es una realidad concreta, en permanente gestación, algo que debe desarrollarse como tal.

2. Las primeras preguntas

Recuerdo que desde el primer día en la Facultad, casi a la manera de chiste, la primera pregunta que me hice es ¿a qué está sujeto el sujeto? De lo cual se desprendió la pregunta ¿es lo mismo hablar de sujeto que de “sujetado”?

Preguntas ingenuas sin dudas pero ese fue el comienzo. Con el paso de los años fui leyendo e investigando diversos autores, tendencias y escuelas, y las preguntas fueron tomando diversas formas aunque en el fondo, seguían siendo más o menos las mismas, redefiniéndose por ejemplo en ¿qué es esa realidad a la que damos el nombre “sujeto”?¿Cuál es su contexto natural?

3. El sujeto entre lo Inconsciente, el deseo y el lenguaje

Como todo estudiante oía hablar de “el sujeto del inconsciente”, de “sujeto del deseo”, de “sujeto del lenguaje”. Pero ninguna me cuajaba realmente.

En lo inconsciente no hay deseo ni lenguaje. Tan solo vida pulsional en estado puro, afecto libre que pugna por ligarse a una representación, y esas primeras huellas completamente contingentes que se relacionan desde la más absoluta arbitrariedad.

El deseo es una construcción, algo que el sujeto desarrolla, por decirlo así, al desarrollarse, por lo tanto, el sujeto no puede ser “sujeto al deseo” por más que ambos conceptos sean solidarios y correlativos.

Menos aún se puede pensar al sujeto como “sujeto del lenguaje” pues el lenguaje es en sí una construcción subjetiva, por más que en abstracto podamos establecer que en la realidad hay unas relaciones mínimas entre cosas y que esas relaciones nos den la impresión de que hay una organización como si fuera un lenguaje.

Lacan dice muy cómoda y juguetonamente:

“el sujeto es lo que representa un significante para otro significante”

           Ok.

Yo podría decir “el sujeto es lo que representa una red neural para otra red neural” y estaría diciendo lo mismo. Es decir, nada de nada.

Pues si hay significante, es significante solo en tanto hay un sujeto por representar.

4. El sujeto y los lazos afectivos.

         Como yo lo concebía, el sujeto no puede ser “a-histórico” ni ajeno a la realidad por más que se trate de un concepto simbólico.

         De hecho, siguiendo a Freud, es fácil concluir que es la historicidad de las huellas mnémicas, la red de relaciones que inauguran, reproducen y reinventan los procesos inconscientes, lo que hace que podamos hablar de una realidad definible como sujeto.
         Las huellas mnémicas son antes que nada, huellas de afecto, huellas de relaciones, digámoslo de una vez, de vínculos más o menos realizados, más o menos fantaseados pero siempre experimentados como realidad de ahí que haya un registro de lo vivido.
         Fue así como comprendí que si existe el sujeto solo puede ser sujeto de los lazos afectivos.

         El sujeto es un emergente, apenas una discontinuidad en esa caldera en ebullición de discontinuidades llamada subjetividad, que se reconoce como tal, que opera sobre sí-misma, que se da un soporte (al que llamamos deseo) y desde ahí se jalona hacia un advenir como desarrollo constante.

         Dicho de otra manera, el sujeto y el deseo, funcionan como aquellos dibujos animados donde el personaje en medio de un abismo, toma un ladrillo que ya ha pisado y lo ubica en el aire para seguir caminando.

         Continúa en ¿A qué llamo Psicopolítica? Historia y lógica del Concepto II.

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