Glosario
Psicología de la vida
cotidiana
¿A qué llamamos relaciones simbióticas? (Parte I)
Imagen de Stefan Keller-Pixabay |
Introducción.
Cuando
hablamos de relaciones simbióticas pareciera que estamos hablando de algo, de
un modo de vínculo, completamente alejado de la vida cotidiana tal como si le
reserváramos a este modo de relacionarse un lugar exclusivo en la dimensión de
la patología.
No es de extrañar esta consideración a primera vista: en general,
las relaciones simbióticas aparecen claras y evidentes en sus casos más
extremos o mejor dicho, en su exteriorización más extrema.
No
es por casualidad.
En
general, por un lado hay una suerte de manto de piedad que cubre gran parte de
las relaciones simbióticas -al menos en sus estadios menos manifiestos-, y por
otro lado, hay un una suerte de aceptación de cierto grado de “simbiosis” en
determinados vínculos.
Así por ejemplo, nos parece “natural” que en ciertos
vínculos como el vínculo “madre-hija” aparezca un determinado grado de
simbiosis; y comportamos la misma actitud respecto de la relación entre
enamorados en la primera fase del enamoramiento y, por extraño que parezca,
sostenemos la misma naturalización de cierto grado de simbiosis en una relación
de pareja de larga data; también somos permisivos –piadosamente permisivos-
respecto de cierto grado de simbiosis entre los miembros de un determinado
grupo de amigos aunque, por extraño que parezca, cuando en vez de manifestarse
entre los miembros de un
grupo se manifiesta exclusivamente entre dos personas unidas por un vínculo de
amistad se produce en nosotros una reacción adversa, al menos, que se trate de
una relación de amistad en la temprana adolescencia, en cuyo caso nos parece
más “normal”.
Ahora
bien:
¿De
qué hablamos cuando hablamos de “relaciones simbióticas”? ¿Por qué se naturaliza
cierto grado de simbiosis en determinados vínculos y en otros nos parece
absurdo o directamente patológico?
Sobre la Simbiosis en
términos generales.
La
etimología de la palabra “simbiosis” nos presenta la idea de un proceso por el cual existe una convivencia –y
mejor aún- una vida en conjunto entre
dos individuos. En términos generales, desde una perspectiva
biológica-ecológica hay tres grandes categorizaciones de este modo de vínculo
llamado Simbiosis, a saber:
a)
Mutualismo.
b)
Parasitismo.
c)
Comensalismo.
En
el primer caso, ambos individuos (sean de la especie que sean) se ven
beneficiados por esa “vida en conjunto”.
En
el segundo caso, uno solo de los individuos se nutre de beneficios a costas del
daño ocasionado al otro individuo.
Y
en el tercer caso, uno solo de los individuos se beneficia de la vida en
conjunto sin que el otro reciba algún daño o algún beneficio.
La
digresión nos ha llevado a contextualizar el concepto en términos generales
pero la pregunta subsiste: ¿a qué llamamos “relación simbiótica” desde una
perspectiva psicológica?